Simón Bolívar, más conocido como El Libertador, nació en Caracas – Venezuela el 24 de julio de 1783 en el seno de una familia acaudalada de ascendencia española. Bautizado como «Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios Ponte y Blanco», Sus padres fueron, Juan Vicente Bolívar y Ponte y Doña María de la Concepción Palacios y Blanco, pertenecían a la aristocracia. Tuvieron cuatro hijos más, tres de ellos mayores que Simón y una menor, cuyos nombres fueron Juan Vicente, María Antonia, Juana y María del Carmen.
La familia Bolívar provenía de una población llamada La Puebla de Bolívar en Vizcaya (País Vasco, España), ubicada entonces en la merindad de Marquina. Si bien no tuvo constantemente una educación convencional, contó con excelentes tutores que le darían a conocer las obras del movimiento filosófico del siglo XVIII; tutorías que resultaron ampliamente complementadas con el bagaje cultural que le otorgaron sus numerosos viajes tanto a Europa, Centro y Norte América.
Huérfano a los 9 años, es enviado a España para continuar sus estudios. Allí, en 1802, contrajo matrimonio con Maria Teresa Rodríguez quién poco después fallece de fiebre amarilla. Si bien juró no volverse a casar, conoció a Manuelita Sáenz con quién compartió el resto de su vida.
De regreso a España en 1804, conoció directamente la proclamación de Napoleón Bonaparte como Emperador Francés y un año después, asistió a su coronación como Rey de Italia. En aquel miso año (1805), en el Monte Sacro de Roma juró libertar su patria de España.
En 1808 y ya en Venezuela, el respeto y admiración por Napoleón se desploman al enterarse de que había instalado a su hermano José Bonaparte como Rey de España, hecho que traicionaba las ideas republicanas en virtud de simples intereses personales.
La llegada de Bonaparte provocó la Guerra de Independencia Española, y ello, a su vez, significó ausencia de poder en el Nuevo Mundo y el inicio del proceso emancipador mediante la instalación de Juntas Regionales, siendo la de Caracas, con la participación de Bolívar, la primera que declara su independencia en el mismo año 1808, lo cual le implicó que fuera enviado en misión diplomática a Inglaterra.
En el entretanto, si bien la Junta Regional de la Nueva Granada (Colombia) declara la independencia el 20 de julio de 1810, la lucha entre fuerzas realistas e independentistas se prolonga durante toda la década, teniendo como figura militar y revolucionaria más sobresaliente a Simón Bolívar.
En efecto, a su regreso de Inglaterra, el 3 de junio de 1811 profiere su discurso a favor de la independencia de toda América; proclama que encontraría eco el 13 de agosto del mismo año cuando fuerzas patriotas al mando de Francisco Miranda, lograron la victoria en Valencia. No obstante, el año siguiente Miranda se rinde y Bolívar tiene que exiliarse en Cartagena (Colombia), país donde pasaría la mayor parte de su vida. Desde allí escribió el famoso manifiesto de Cartagena donde instaba a la Nueva Granada a colaborar en la liberación Venezolana.
De esta forma da inicio Simón Bolívar a la Campaña Libertadora y a su posterior gestión como gobernante. Durante los 20 años de duración, entre múltiples victorias y derrotas, lograría el destierro continental de los españoles y la presidencia de la Gran Colombia a la cual renuncia 8 meses antes de fallecer el 17 de diciembre de 1830 en las cercanías de Santa Marta (Colombia).
En cuanto a la faceta de gobernante, sin dejar nunca de ser revolucionario, siempre propugnó por identificar su gobierno al carácter de las circunstancias, de los tiempos y los hombres que lo rodeaban. Por ello, su política dio paso a 3 etapas bien definidas como fueron (I) Republicano (II) Imperialista y (III) Monarca.
Su política republicana suprime de hecho todo gobierno de los patriotas que no sea militar. Proclama que solo el pueblo es soberano, difunde las ideas de patria y libertad, independencia y república. Bien que en el orden general de sus ideas de organización y gobierno predominaban sus tendencias a la centralización política y militar, al mantenimiento de nacionalidades considerables, a la división de terreno en grandes departamentos administrativos y a la adopción de largos periodos de duración para los presidentes y senadores, siempre tuvo claro que unas mismas instituciones no eran aplicables a Colombia, Perú y Bolivia
Pese a sus ideas republicanas, en alguna época de la independencia y guiado solo por el bienestar del pueblo, llegó al extremo de la dictadura imperialista, pues creyó que jamás la gran república que anhelaba, pudiera gobernarse sujetándose a las trabas de una carta constitucional y con poderes limitados por las leyes. Solo serviría a la presidencia con las facultades ilimitadas que le había concedido el congreso porque solo se podía gobernar con un poder absoluto. Estas resoluciones coincidieron con sus esfuerzos por formar una sola república comprendida entre Orinoco, Panamá, Potosí, Buenos Aires y Chile con una presidencia vitalicia ejercida por él.
Finalmente y para garantizar estabilidad, llegó a considerar la necesidad de conservar algunas instituciones monárquicas. En este punto es donde pasa de periodos largos del legislativo a la calidad vitalicia y hereditaria, en tanto la presidencia y vicepresidencia también vitalicias, pero con capacidad de transmisión personal. Creía que estas limitaciones a la democracia permitían un equilibrio en la etapa de transición entre la colonia y la verdadera república.