Luisa Cáceres Díaz, más conocida como luisa Cáceres de Arismendi, hija primogénita del matrimonio formado por el distinguido pedagogo José Domingo Cáceres y su esposa Doña Carmen Díaz. Su padre, profesor de latín, se ocupó de enseñarle a leer y escribir, así como los principios y normas morales puestos a prueba durante los años de cautiverio y destierro de la joven patriota. Tuvo dos hermanos que se llamaban Félix y Manuel Cáceres.
Es educada para ejercer el sagrado ministerio de esposa y de madre. Por el atraso en que se encontraba la instrucción pública en esa época, su espíritu no fue cultivado, aprendiendo solamente a leer y a escribir.

El año de 1814 fue un año adverso para la familia Cáceres; el 6 de marzo las tropas del realista Francisco Rosete asaltaron la guarnición de Ocumare y matan al padre de Luisa quien se encontraba allí por invitación de su amigo el comandante Juan José Toro. La Comandancia Militar, en Caracas, a cuyo frente se encontraba el coronel Juan Bautista Arismendi, organiza una expedición de jóvenes estudiantes y acude el día 14 en auxilio de los patriotas sitiados en Ocumare; entre los soldados de la expedición estaba Félix Cáceres, hermano mayor de Luisa. Las tropas de Arismendi son derrotadas y el hermano de Luisa es hecho prisionero y ejecutado el 16 de marzo.

El día 4 de diciembre de 1814 Luisa Cáceres se casa con el coronel Juan Bautista Arismendi.

El acoso español se inicio por todo el territorio de la república, durante algunos meses viven en las afueras de La Asunción bajo el espionaje y la presión que las autoridades españolas mantienen sobre los simpatizantes de la causa patriota en la isla. En septiembre de 1815 se ordena apresar a Arismendi, éste escapa y se oculta con uno de sus hijos en las montañas de Copey; el día 24 de septiembre Luisa, quien se encontraba embarazada, es tomada como rehén para doblegar a su esposo y encerrada bajo la vigilancia en la casa de la familia Amnés, días después es trasladada a un calabozo del Castillo Santa Rosa en la Asunción. En ese en el calabozo oscuro si luz de la fortaleza comienza el suplicio de Luisa por el maltrato y vejámenes cometidos por las tropas españolas ante los cuales nuestra heroína nunca cederá.

El 26 de enero de 1816, Luisa Cáceres de Arismendi da a luz una niña que muere al nacer dadas las condiciones del parto y del calabozo en el cual se encuentra prisionera.

Los brigadieres Juan Bautista Pardo y Salvador Moxó ordenan que se traslade a la detenida al fortín de Pampatar donde permanece algunos días, luego es trasladada a la prisión de La Guaira y posteriormente al convento de la Inmaculada Concepción en Caracas, donde ingresa como prisionera el 22 de marzo de 1816.

El 3 de diciembre. De 1816 es embarcada hacia Cádiz En alta mar son atacados por un buque corsario que se apodera de todo el cargamento y los pasajeros son abandonados en la isla de Santa María en las Azores.

Imposibilitada de regresar a Venezuela, Luisa llega a Cádiz el 17 de enero de 1817. Durante su permanencia en Cádiz, se negó a firmar un documento donde manifestaba su lealtad al Rey de España y renegaba de la filiación patriota de su marido a lo cual respondió que el deber de su esposo era servir a la patria y luchar por libertarla. El destierro transcurre sin noticias de su madre y su esposo.

3 de mayo de 1818 llega a Filadelfia donde conoce a la familia del general patriota Lino Clemente, emigrados a Estados Unidos, quienes le brindan amistad y apoyo. El coronel Luís Rieux, comisionado por Arismendi, visita a Luisa y se encarga de su traslado a Margarita a donde llega el 26 de julio de 1818. Posteriormente, el 19 de septiembre de 1819, el Consejo de Indias dicta una resolución mediante la cual se le concedía absoluta libertad y facultad de fijar su residencia donde quisiera. Residió en Caracas hasta el día de su muerte el 2 de junio de 1866, después de haber visto a su patria libre y la bandera de la libertad ondeando en la América española.

Sus restos fueron trasladados al Panteón Nacional el 24 de agosto de 1876 convirtiéndose en ser la primera mujer cuyos restos reposan en el más alto altar de la Patria.

Fuente: magazine.com.ve

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